En el Derby Catalán contra Espanyol, Barcelona se asegura matemáticamente el 2024/25 La Liga, gracias a una actuación dominante y, sobre todo, una joya de Lamine Yamal, el fenómeno nacido en 2007 que ha regalado el Blaugrana otro momento para los archivos de la película.
El partido se abre en el minuto 53, cuando Yamal toma la pelota de par en par en el ala derecha, apunta decisivamente al hombre, recorta hacia el centro omitiendo dos defensores con un regate afilado y controlado, y con el pie izquierdo suelta un tiro rizado desde el borde de la caja.
La trayectoria es perfecta: la pelota vuela hacia la intersección de los postes, inalcanzable para el portero Joan García, que solo puede ver cómo la pelota se va debajo del travesaño a su izquierda. El objetivo, espectacular y repentino, hace que el banco y los fanáticos de Blaugrana presentes en el estadio exploten.
Una acción en solitario que recuerda el gol marcado contra Francia en la semifinal del Campeonato Europeo U21, que ahora se ha convertido en su firma técnica: recibir la pelota de par en par, goteando y un tiro rizado mortal.
Un gesto de una superestrella absoluta, que vale el 17º gol estacional para el joven talento, el protagonista absoluto de la temporada.
Pero no está allí: en el tiempo de detención, Yamal nuevamente tiene una mano en el segundo gol, sirviendo una asistencia precisa a Fermin López, quien sella el trato con un rayo debajo del travesaño.
Otra jugada decisiva que cierra el círculo y ofrece oficialmente el Barça de Hansi Flick su 28º título de La Liga, coronando una temporada triunfante con la Copa del Rey y la Supercopa española también en el gabinete de trofeos.
Con esta actuación, Yamal se establece una vez más como el hombre de símbolos del nuevo curso de Blaugrana: un prodigio, capaz a los 17 años de decidir derbies y campeonatos con jugadas campeonas. Un gol de Ballon d’Or.
📸 Manaure Quintero – AFP o licenciantes