Salah e Isak siguen encontrando su ritmo –

En el ataque reinventado del Liverpool bajo Arne Slot, Mohamed Salah y Alexander Isak son dos nombres que, en teoría, deberían complementarse perfectamente: un rematador de élite junto con un movimiento inteligente, ambos capaces de desviarse, vincular el juego y finalizar clínicamente. Sin embargo, varios meses después de iniciada la temporada, la química todavía parece más teórica que real, ya que dentro de esta última ventana internacional, el fichaje récord de los Rojos una vez más lucha por emerger.

Este no es un caso de dos jugadores en apuros; Son dos futbolistas excepcionales que aprenden a compartir escenario. Salah ha pasado años operando dentro del marco de la familiaridad: con los inteligentes movimientos de caída de Roberto Firmino, la agresión complementaria de Sadio Mané y las diagonales perfectamente sincronizadas de Trent Alexander-Arnold. Esos automatismos han desaparecido. La química perfecta creó una fuerza casi imparable, una que habría arrasado con el rival temporada tras temporada, si no fuera por el gigante de 115 cargas conocido como Manchester City.

Mientras tanto, Isak llegó a un equipo que todavía se estaba remodelando y luchando por replicar la brillantez del pasado. El juego del sueco tiene más matices de lo que muchos creen: un delantero que se nutre de ángulos sutiles y pases verticales a los pies, en lugar de perseguir balones esperanzadores hacia el canal. Quiere combinaciones, no caos y es un delantero que debería prosperar en un ambiente donde domina el balón. Por ahora, el ritmo del Liverpool aún no le ofrece el servicio ni la estructura que le permita brillar y su antigua afición del Newcastle está disfrutando de cada momento.

Dos delanteros buscando conexión

De los últimos partidos queda claro que Salah e Isak todavía están aprendiendo los movimientos del otro, y el juego continuo y los recesos internacionales no permiten las tan necesarias sesiones de entrenamiento. Cuando Salah se desplaza dentro del campo, Isak a menudo refleja la carrera en lugar de contrarrestarla. Cuando Isak cae profundo para conectar el juego, Salah se queda abierto, esperando el balón diagonal que ya no llega cuando Trent se ha ido. El espaciamiento, el momento, la intuición compartida: todo todavía está en construcción y parece, como mínimo, inconexo.

En el mejor de los casos, ambos jugadores ofrecen movimientos devastadores en transición. Sin embargo, el Liverpool ya no parece un equipo construido en torno a puros momentos de transición; El modelo de Slot es de control y disciplina posicional. En ese tipo de sistema, la química entre el número nueve y el delantero se vuelve crucial. No se trata de ritmo brusco o caos, se trata de desencadenantes coordinados, de cuándo correr, cuándo aguantar y cuándo combinar unos con otros.

El instinto de Salah es actuar, aprovechar la ventana de medio segundo antes de que reaccione un defensor. Sin embargo, el ritmo vertiginoso que alguna vez lo distinguió está en rápido declive y la interacción es ahora más necesaria que nunca. El instinto de Isak es esperar a que se abra la imagen y elegir la opción más inteligente en lugar de la más rápida. No es tanto un choque de estilos sino una diferencia de ritmo, y el ritmo requiere tiempo para armonizarse, aunque nunca se le da tiempo a un equipo que necesita luchar por la supremacía inmediata.

La paciencia de las tragamonedas y el camino a seguir

La tarea de Arne Slot ahora es dar a esta asociación un espacio para respirar y encontrar al mismo tiempo un facilitador para la idea en el flanco izquierdo. El estimado entrenador en jefe sabrá que las mejores relaciones de Salah siempre se han construido con el tiempo: pasaron meses antes de que su entendimiento con Firmino alcanzara su punto máximo, e incluso más tiempo antes de que la dinámica Mané-Salah encajara sin fricciones. La brillantez individual y el ritmo en la transición permitieron que esa relación tuviera tiempo; sin embargo, el bloqueo bajo tan común ahora arruina esa iniciativa que alguna vez fue famosa.

Las cualidades de Isak (el control, el toque, la capacidad de rematar desde ángulos cerrados) eventualmente agregarán variedad al ataque del Liverpool. Pero se requiere un mediocampo que apoye esos patrones y jugadores de banda que entiendan su ritmo. Salah se adaptará; él siempre lo hace. Sin embargo, hasta que se forme esa conexión, el ataque del Liverpool seguirá pareciéndose como un trabajo en progreso: individuos talentosos sin la comprensión colectiva que alguna vez los hizo irresistibles.

El tiempo, en el fútbol, ​​es a la vez un regalo y una prueba para quienes se encuentran en la cima del juego. Para Salah e Isak, podría ser la diferencia entre una asociación incómoda y otra devastadora.

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