El divorcio de Andre Agassi de su famosa esposa en medio de una batalla contra la adicción a las drogas: “Cometí un error”

El vertiginoso romance de la leyenda del tenis Andre Agassi con la estrella de Hollywood Brooke Shields parecía una unión hecha en el cielo de las celebridades cuando se casaron en 1997. Pero detrás del brillo y el glamour, se estaba gestando una oscura tormenta, alimentada por la batalla secreta de Agassi con una adicción a la metanfetamina que finalmente destrozó su matrimonio.

La historia de amor de la pareja comenzó a mediados de la década de 1990, una época en la que Agassi estaba en la cima de su carrera y Shields era una querida actriz conocida por películas como The Blue Lagoon y Endless Love. Shields ha reflexionado con cariño sobre los primeros días, admitiendo que se sentía “bien al sentirse más pequeño que otro” porque Agassi era “muy famoso y el número uno del mundo”. Pero pronto aparecieron grietas. La carrera de Agassi estaba cayendo en picado (cayó al puesto 141 en el ranking después de desenamorarse del tenis) y su vida personal se convirtió en un caos. En 1997, el año en que se casaron, Agassi recurrió a la metanfetamina en un intento desesperado por escapar de su miseria.

En una sorprendente admisión de su autobiografía ‘Open’ de 2009, Agassi reveló la profundidad de su desesperación y confesó: “Era la primera vez en mi vida (que consumía drogas). Tenía veintisiete años. En el puesto 141 del mundo. Y en un matrimonio en el que no debería estar.

“Mi decisión fue ‘¿Por qué no? No puedo sentirme peor’. Inicialmente hubo una tristeza que lo acompañó, seguida de la energía y una reconexión con la vida inducida químicamente”.

Lo que empezó como un experimento se convirtió en un hábito peligroso. Agassi admitió: “Lo hice demasiadas (veces). No podría ponerle un número… Lo hice durante buena parte de 1997”.

Shields quedó sorprendido por la revelación. En sus memorias de 2014, ‘Había una niña’, escribió: “Él me explicó que durante la primera parte de nuestra relación, había sido adicto a la metanfetamina”.

La adicción creó un abismo emocional. Agassi le dijo a Shields que no tenía intención de buscar terapia e incluso rechazó su apoyo personal, y no pasó mucho tiempo antes de que ella se diera cuenta de que su matrimonio estaba condenado al fracaso.

“Me enajenó cuando perdió y pasó al siguiente torneo después de ganar. Nos estábamos distanciando”, dijo. “Yo fui quien lo apoyó incondicionalmente… ¿Por qué esto habría sido diferente? Yo habría sido su mayor defensor y partidario”.

Sus horarios no ayudaron: Shields estaba filmando su comedia De repente Susan, mientras Agassi viajaba por el mundo para asistir a torneos. “Durante los dos años siguientes nos vimos muy poco”, recordó.

Los problemas de Agassi se agravaron cuando dio positivo en una prueba de drogas del ATP Tour. Presa del pánico y avergonzado, mintió en una carta a los funcionarios, alegando que lo había ingerido accidentalmente. “Escribí una carta llena de mentiras porque tenía vergüenza”, dijo. Milagrosamente, escapó de la suspensión, considerándola una “segunda oportunidad” que prometió expiar a diario.

Pero el secreto puso a prueba su matrimonio. Shields ofreció un apoyo inquebrantable en otras áreas, como cuando Agassi reveló su pérdida de cabello y el uso de postizos. Sin embargo, Agassi no mostró interés en la terapia de pareja, lo que dejó a Shields sintiéndose sin apoyo.

En 1999, el cuento de hadas había terminado. Se divorciaron después de sólo dos años. Después de la ruptura, ambos siguieron adelante: Agassi logró un regreso exitoso (ganó otros cinco Grand Slams entre 1999 y 2004) y se casó con Steffi Graf, con quien tiene dos hijos, y Shields con el productor Chris Henchy, padre de sus dos hijas.

Años más tarde, Shields encontró aspectos positivos y le dio crédito a Agassi por ayudarla a separarse de su autoritaria madre “con amor”. Sin embargo, admitió en su documental Pretty Baby: Brooke Shields: “Nunca me he vuelto a conectar con él”.

Mientras tanto, Agassi ha convertido su dolor en un propósito a través de la filantropía, enfatizando la compasión por quienes luchan contra la adicción. Su historia sigue siendo una advertencia sobre la fama, el amor y los demonios ocultos que pueden destruir incluso los vínculos más fuertes.