Es fácil decir: “¿Por qué no te alejas?”
Pero a menos que lo hayas vivido, no lo entiendes. La estructura del entrenamiento, la rutina, el máximo de la semana de la lucha, es como una droga.
Nunca he tocado cosas recreativas en mi vida, pero imagino que el éxito de la noche de pelea no está muy lejos. Las luces, la adrenalina, el zumbido, es adictivo.
Y no mientamos, el dinero importa. El boxeo no es solo una pasión, es un negocio. ¿Un golpe puede cambiar tu vida y los paquetes de pago? Loco. Tienes influencers haciendo millones de peleas novedosas.
Entonces, si eres un peso pesado superior como Fury, ¿qué hay 36 minutos en el ring cuando hay ocho cifras en la línea?
Pero ahí es donde se pone peligroso. El daño se suma. Te golpean en la cabeza. ¿Y qué significa todo ese dinero cuando su discurso comienza a inscribir o sus reacciones se desaceleran?
Por eso digo que el boxeo necesita un sindicato. Los futbolistas tienen el PFA (Asociación Profesional de Fútbol). No tenemos nada.
La mayoría de nosotros vienen de fincas del consejo y casas rotas: el boxeo es una salida. Pero cuando termina, el teléfono deja de sonar. Las facturas de impuestos llegan. No sabes a quién recurrir. Y fue entonces cuando algunos luchadores se convierten en bebidas, juegos de azar o depresión.