Esto nunca fue un combate en la fabricación: la pareja había operado en diferentes clases de peso, pero la escala del poder comercial de Álvarez y el récord inmaculado de Crawford lo elevaron a una súper pelea genuina.
Crawford ahora se erige como un campeón mundial de cinco peso, y agrega un estado indiscutible en peso ligero y peso welter a su último triunfo.
Al hacerlo, emula a su amiga Claressa Shields, que estaba en el ring y sigue siendo el pionero del boxeo con coronas indiscutibles en tres divisiones.
Con la pelea transmitida a nivel mundial en Netflix a una audiencia potencial de más de 300 millones, su fama ahora podría dispararse.
Aunque Crawford ha admitido que la jubilación no está fuera de la mesa, las opciones ante él son vastas, y también lo son los posibles días de pago.
Para Álvarez, los críticos serán implacables. Perdió ante un gran luchador, pero uno se ascendió al peso súper mediano por primera vez.
Era una apuesta y fracasó.
Pero después de 20 años en el pináculo, al ícono mexicano le queda poco que demostrar. Su legado es seguro, y cuando llegue el momento de irse, será en sus propios términos.
“Soy un ganador de estar aquí. El hecho de que estoy aquí me convierte en un ganador. Tomo riesgos y eso es lo que hice”, dijo.